NUESTRO DIOS RIGE LOS DESTINOS
Segunda Parte
… Continuación de la primera parte.
Índice del estudio
Recordemos que las revelaciones dadas a Daniel, y que abarcan los capítulos 10, 11, y 12 de su libro, constituyen la respuesta a su oración inspirada por Dios. Lo leemos de nuevo así:
“12 Entonces me dijo: Daniel, no temas; porque desde el primer día que dispusiste tu corazón a entender y a humillarte en la presencia de tu Dios, fueron oídas tus palabras; y a causa de tus palabras yo he venido”(Cap. 10: 12)
Pero nos será menester ir un poco atrás en el libro de Daniel para entender mejor todos estos asuntos.
Leamos ahora detenidamente Daniel 8: 3-26.
Allí a Daniel, Dios le reveló por medio de ángeles lo que iba a ocurrir después de su partida de este mundo. Allí se muestra la caída del impero Medo-Persa, y el surgimiento feroz y ágil del imperio Griego-Macedonio con la persona de Alejandro Magno, sus cuatro generales, y el levantamiento de un precursor del Anticristo; Antíoco IV Epífanes, hasta casi la caída de este imperio y el levantamiento del Romano, la cuarta bestia.
En el capítulo 11 veremos con mucho detalle, y desde la profecía (que ya es historia) el relato histórico que abarca desde el inicio del Imperio Medo Persa hasta la caída del Imperio griego en la persona del infame Antíoco IV Epífanes. Sepamos que Roma terminó de conquistar Grecia en el año 146 a. C.
Veremos también que existe una conexión ineludible entre este personaje y su entorno, con el futuro surgimiento de la Bestia Anticristo.
Daniel 11: Introducción
Lo que el mensajero celestial va a estar comunicando a Daniel en este capítulo 11, abarca desde prácticamente el momento en que se encuentra Daniel, hasta la Tribulación que todavía ha de producirse en este mundo. Obviamente un gran salto se produce desde el final del Imperio Griego con sus repercusiones en Tierra Santa, hasta el momento en que se levante el Anticristo.
En el tiempo en que ocurre y se desarrolla esta historia de Israel (así como la que se ha de producir), vemos al arcángel Miguel luchando a favor de Israel, para asegurar la liberación total de Israel (Dn. 12: 1).
Los detalles de este relato profético, el cual analizaremos, son tan minuciosos y precisos tal y como se sabe por su confirmación histórica, que los críticos incrédulos han insistido, sin razón ni evidencia algunas, en que fue escrito este libro 400 años después de Daniel, lo cual convertiría a Daniel en un profeta farsante o inexistente (¡y no sólo a él, sino también a Esdras, y anteriormente a Isaías y a Jeremías!)
La manera de no poder ir contra la verdad, es negándola.
No obstante, y como ya apunté arriba, el ministerio profético de Daniel va desde su tiempo hasta el surgimiento de la Bestia Anticristo, al final de esta actual dispensación de la gracia, y la subsiguiente entrada de Israel en el Reino.
De los versículos que van del 2 al 35 (cap. 11), se describe el cumplimiento inmediato que se desenvuelve en la historia del reino de Persia (la tercera bestia), y el reino de Grecia, hasta el ascenso al poder del malvado y pérfido Antíoco Epífanes, llamado también Epímanes, es decir, loco.
Escribe José Grau al respecto:
“El tiempo que abarca este capítulo 11 cubre el bosquejo general – muy bien detallado – de los hitos más importantes de la hegemonía macedónica, partiendo de los reyes persas y hasta llegar al período de la influencia romana”
Grau obvia aquí que el relato continúa más allá de ese tiempo para adentrarse, como ya dije, en el futuro todavía por producirse. Esto último denota una vez más, que Dios todavía trabajará en relación a Israel.
(V. 1)
“Y yo mismo, en el año primero de Darío el medo, estuve para animarlo y fortalecerlo”:
Eso fue hacia el 539 a. C. Posiblemente, Darío no sea un nombre, sino un título honorífico para Ciro, quien con su ejército entró en Babilonia el 29 de octubre del 539 a. C. De todos modos, el nombre de Darío se ha visto en diferentes inscripciones para hacer referencia a no menos de cinco reyes persas.
La historia no menciona a ningún individuo específico que se llamara Darío el Medo.
Cuando en Dn. 6: 28 leemos: “Y este Daniel prosperó durante el reinado de Darío y durante el reinado de Ciro el persa”, otra traducción posible sería: “el Darío de Media, quien es también Ciro de Persia”.
Otra posibilidad, quizás menos probable, es que Darío sea otro nombre de Gubaru (o Gobías), el rey designado por Ciro para gobernar la parte de su imperio que incluía Babilonia. (McArthur)
El mensajero celestial le dice a Daniel que estuvo con el rey persa en el primer año de su mandato en la Caldea conquistada, para animarlo y fortalecerlo, porque debía de cumplirse la voluntad de Dios, ya profetizada desde Isaías:
(Isaías 45: 1-3)“Así dice Jehová a su ungido, a Ciro, al cual tomé yo por su mano derecha, para sujetar naciones delante de él y desatar lomos de reyes; para abrir delante de él puertas, y las puertas no se cerrarán: 2 Yo iré delante de ti, y enderezaré los lugares torcidos; quebrantaré puertas de bronce, y cerrojos de hierro haré pedazos; 3 y te daré los tesoros escondidos, y los secretos muy guardados, para que sepas que yo soy Jehová, el Dios de Israel, que te pongo nombre”
Dios anunció de antemano - casi 200 años antes – que Ciro se llamaría, Ciro, y que haría las cosas que luego hizo. Pero sigamos.
(Isaías 44: 28) “Yo, el que despierta la palabra de su siervo, y cumple el consejo de sus mensajeros; que dice a Jerusalén: Serás habitada; y a las ciudades de Judá: Reconstruidas serán, y sus ruinas reedificaré; 27 que dice a las profundidades: Secaos, y tus ríos haré secar; 28 que dice de Ciro: Es mi pastor, y cumplirá todo lo que yo quiero, al decir a Jerusalén: Serás edificada; y al templo: Serás fundado”
En el tiempo de Isaías, Jerusalén estaba habitada, no obstante, el profeta inspirado por el Espíritu Santo, ya adelantaba que un día Jerusalén iba a ser abandonada, y luego vuelta a habitar.
Por otra parte, nótese bien que la Escritura, aproximadamente casi 200 años antes de producirse los eventos, ya dice cómo iba a conquistar Ciro la ciudad de Babilonia. Un registro antiguo afirma que un tal general Ugbaru de Persia mandó a sus tropas excavar una zanja para reducir el caudal del río Eufrates (leer de nuevo Is. 44: 27).
Como el río en cuestión atravesaba la ciudad de Babilonia, esto permitió que los invasores medo-persas hicieran una inesperada entrada por debajo de las gruesas murallas, entrando de ese modo hasta el palacio antes de que en la ciudad se enteraran de lo que estaba ocurriendo.
La toma del poder sucedió con gran rapidez, y Belsasar, el rey caldeo, cayó muerto.
“El Río Eufrates”
En 2 Crónicas 36: 22, leemos:
“Mas al primer año de Ciro rey de los persas, para que se cumpliese la palabra de Jehová por boca de Jeremías, Jehová despertó el espíritu de Ciro rey de los persas, el cual hizo pregonar de palabra y también por escrito, por todo su reino, diciendo: 23 Así dice Ciro, rey de los persas: Jehová, el Dios de los cielos, me ha dado todos los reinos de la tierra; y él me ha mandado que le edifique casa en Jerusalén, que está en Judá. Quien haya entre vosotros de todo su pueblo, sea Jehová su Dios con él, y suba”
Y en Jeremías 25: 11, leemos;
“Toda esta tierra será puesta en ruinas y en espanto; y servirán estas naciones al rey de Babilonia setenta años”
Así que Daniel sabía, no sólo acerca de esos setenta años y su cumplimiento, sino que rey debía ser el que diera la orden de volver a la Tierra: Ciro.
El último rey caldeo fue Belsasar, el que no tuvo ningún reparo en profanar abiertamente los vasos de oro y plata del templo de Jerusalén, bebiendo en ellos él, sus príncipes y sus concubinas, alabando sus dioses paganos (ver Dn. 5ss.).
Sentenciado por el mismo Dios del cielo, la misma noche en que dio tributo a Daniel por haberle dado a entender la escritura que apareció la pared por mano de Dios, y que decía MENE, MENE, TEKEL, UPARSIN, murió.
- MENE, MENE: contado, contado.
- TEKEL: pesado o evaluado.
- U: y
- PARSIN: dividido (el reino caldeo, entre medos y persas)
Inmediatamente dice la Escritura, que Darío de Media tomó el reino (Dn. 5: 31).
Como hemos podido ver hasta aquí, Daniel estaba bastante preparado ya para recibir de parte del Cielo mucha más revelación, y muy concreta, de lo que iba a acontecer a partir de ese su momento. Veamos qué fue lo que el ángel le dijo, y cómo se corresponde todo ello con la verdad histórica, teniendo en mente que ya se había dado la orden para que Israel volviera a su tierra.
Esto último es importante recordarlo, porque implica que Dios no iba a dejar a su pueblo a oscuras respecto a lo que debía acontecer, sino que le dio más que suficiente información.
Capítulo 11; comentario
(V. 2)
“2 Y ahora yo te mostraré la verdad. He aquí que aún habrá tres reyes en Persia, y el cuarto se hará de grandes riquezas más que todos ellos; y al hacerse fuerte con sus riquezas, levantará a todos contra el reino de Grecia”:
El ángel le dice a Daniel que habría cuatro reyes reinando en el imperio persa después de Ciro, y así fue. Estos son:
- Cambises (530- 522 a. C.)
- Suedosmerdis o Esmerdis (522 a. C.)
- Darío Histapis (522-486 a. C.)
- Jerjes I, llamado Asuero en el libro de Ester (486-465 a. C.)
Con este último monarca, concluye la hegemonía persa, puesto que sus sucesores en el trono aqueménida, no iban a ejercer ninguna influencia en los destinos del mundo. Esto fue debido probablemente a la gran derrota que sufrieran contra los griegos, lo cual marcó el comienzo del fin para Persia, la cual cayó definitivamente alrededor del año 331 a. C., quedando todo bajo el dominio del macedonio Alejandro Magno.
“… y el cuarto se hará de grandes riquezas más que todos ellos; y al hacerse fuerte con sus riquezas, levantará a todos contra el reino de Grecia”:
Fue la soberbia a causa de sus riquezas y poder que empujara a Jerjes contra Grecia, siendo vergonzosamente derrotado.
(V. 3)
“Se levantará luego un rey valiente, el cual dominará con gran poder y hará su voluntad”:
Grecia estaba preparada para reinar sobre el mundo conocido, por mano de un impresionante, voluntarioso, y joven líder; Alejandro Magno.
(V. 4)
“4 Pero cuando se haya levantado, su reino será quebrantado y repartido hacia los cuatro vientos del cielo; no a sus descendientes, ni según el dominio con que él dominó; porque su reino será arrancado, y será para otros fuera de ellos”:
Alejandro Magno murió en Babilonia a los treinta y dos años, hacia el 323 a.C. Su imperio no fue dividido entre sus hijos, sino entre sus generales. Después de muchos conflictos entre los doce generales más destacados, el imperio de Alejandro quedó fragmentado finalmente en cuatro partes:
- 1) Lesímaco se quedó con Tracia y Asia Menor.
- 2) Casandro retuvo Macedonia.
- 3) Ptolomeo I Sóter (306-285 a. C.) se impuso en Egipto.
- 4) Seléuco I Nicator (301- 281 a. C.) quedose con Siria.
La historia judía se verá influenciada grandemente por las dos últimas dinastías citadas: los Ptolomeos de Egipto (el llamado rey del Sur), y los Seleúcidas de Siria (el rey del Norte). De hecho todo el capítulo 11 versa sobre ello. Sólo en relación a Israel.
(V. 5)
“Y se hará fuerte el rey del sur; mas uno de sus príncipes será más fuerte que él, y se hará poderoso; su dominio será grande”:
Los versículos del 5 al 7 muestran eventos y personajes que no son nada ajenos a los historiadores.
“ 5 Y se hará fuerte el rey del sur…”: Aquí le habla el ángel a Daniel de Ptolomeo I Sóter, el primer soberano de la dinastía helénica de Egipto (¡entiéndase que todavía tenían que pasar bastantes años hasta que este personaje siquiera viniera a este mundo!).
Ptolomeo era hijo de Lagos, un miembro de la aristocracia macedonia, y de Arsínoe. Amigo de https://www.biografica.info/biografia-de-alejandro-magno-55 Alejandro Magno y miembro de su guardia personal, luchó en las campañas de conquista del inmenso Imperio Persa, donde destacó como un general cauto y capaz, lo que le convirtió en uno de los lugartenientes más cercanos al rey macedonio.
Era doce años mayor que Alejandro. De todos los compañeros de Alejandro, Ptolomeo fue el único que murió viejo y de muerte natural, tras haber establecido un reino propio en Egipto y haber fundado una dinastía que ocuparía el trono en Alejandría durante casi tres siglos.
“…mas uno de sus príncipes será más fuerte que él, y se hará poderoso; su dominio será grande”:
Este otro fue (e iba a ser, desde la perspectiva del tiempo de Daniel), Seléuco Nicátor (301-281 a. C.), el que llegaría a ser el principal del reino Seleúcida; el cuarto de los generales de Alejandro.
Era primeramente uno de los principales de Ptolomeo, porque se unió a él para luchar y vencer a Antígono, en la batalla de Gaza, en el 312 a. C., iniciándose así la era de los Seleúcidas, con sus grandes sueños de grandeza y sus continuos intentos de recomponer un imperio en Asia.
Este Seleuco Nicator, fue rey de Siria (seleúcida), con el nombre de Seleuco I.
Los versículos que van del 5 al 20 cubren casi doscientos años de guerras entre el reino del norte y del sur (seleúcidas – Siria - y ptolomeos - Egipto).
(V. 6)
“Al cabo de años harán alianza, y la hija del rey del sur vendrá al rey del norte para hacer la paz. Pero ella no podrá retener la fuerza de su brazo, ni permanecerá él, ni su brazo; porque será entregada ella y los que la habían traído, asimismo su hijo, y los que estaban de parte de ella en aquel tiempo”:
En este versículo aparecen más personajes importantes de ese tiempo: Ptolomeo Filadelfo, Antíoco Teo, Berenice, Laodicea, etc.
Veamos qué es lo que el ángel le dice a Daniel, a la luz de la historia.
“Al cabo de años harán alianza…”:
Antíoco II Teo (287 a. C.- 246 a. C.), hijo de Antíoco I Sóter, hijo éste del fundador de la dinastía seleúcida, a saber: Seleuco I Nicator, hizo alianza con el rey del sur, de Egipto, a la sazón, Ptolomeo II Filadelfo.
Ptolomeo II Filadelfo (308 a. C.-246 a. C.), era hijo de Ptolomeo I Sóter, el que fuera el segundo faraón de la dinastía ptolemaica.
“…, y la hija del rey del sur vendrá al rey del norte para hacer la paz”:
Alrededor del 252 a. C. Antíoco II se casó con la hija de Ptolomeo II, llamada Berenice Sira, como parte de un tratado de paz entre ptolomeos y seléucidas firmado en el año 249 a. C. para acabar con la Segunda Guerra Siria.
Según las condiciones del acuerdo, se divorció de su esposa Laodicea y transfirió los derechos sucesorios a los hijos de Berenice a cambio de la posesión de Siria meridional. Por ello recibió el sobrenombre de Portadora de la dote.
Antíoco llegó a casarse dos veces, en primeras nupcias con una mujer llamada Laodicea con la que tuvo dos hijos, el mayor llamado Seléuco (que sería a la postre el sucesor en el reino). Después, como decimos, se casó con https://es.wikipedia.org/wiki/Berenice_SiraBerenice Sira, princesa de Egipto, hija de Ptolomeo II Filadelfo, por razones de búsqueda de la paz.
Pero la búsqueda de una paz deseada con esta unión, no se produjo.
Laodicea, la primera esposa, repudiada y relegada a un segundo lugar, engendró en ella un gran odio y deseos de venganza.
“…Pero ella no podrá retener la fuerza de su brazo…”:
Cuando murió Ptolomeo II, el padre de Berenice en 246 a. C. Antíoco II volvió de nuevo con su primera esposa, Laodicea.
Vemos que se cumplió la profecía, porque una vez Antíoco se vio libre de la presión de su rival Ptolomeo, ya no tuvo en consideración a Berenice, hija de éste último.
“… ni permanecerá él, ni su brazo…”:
No obstante, Antíoco no consiguió nada bueno para sí, ya que su despechada primera esposa, Laodicea, le hizo matar, envenenándole, poco después.
“…porque será entregada ella y los que la habían traído, asimismo su hijo, y los que estaban de parte de ella en aquel tiempo”:
Laodicea y sus partidarios alegaron que habían desheredado al hijo de Berenice y nombrado sucesor a Antioco II (su hijo), según algunos testigos el testamento era verdadero, aunque firmado en estado de embriaguez.
La reina Berenice, decidió defender los derechos de su hijo (también llamado Seleuco) y declaró la guerra contra Laodicea con su ejército, pidiendo ayuda a su hermano Ptolomeo III Evergetes sin embargo no prevalecieron.
Tanto Berenice como su hijo Seleuco fueron envenenados por los seguidores de Laodicea.
Vemos como en estos textos bíblicos, como actúa la presciencia de Dios, anticipando su dicho a los hechos que se llegarán a producir.
Continuará en una siguiente parte.
Dios les bendiga.
© Miguel Rosell Carrillo, pastor de Centro Rey, Madrid, España.
Mayo 2011
www.centrorey.org